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Nota del editor: Si miramos atrás en el tiempo, la higiene personal, las elecciones de moda, los tratamientos médicos, etc., a veces nos parecen, como mínimo, extraños, cuando no directamente repugnantes. Ante estas prácticas extrañas o asquerosas, nuestra primera reacción puede ser tachar a nuestros antepasados de primitivos, ignorantes o simplemente tontos. Sin embargo, antes de emitir tales juicios, deberíamos intentar comprender las razones que subyacen a estas prácticas y reconocer que nuestros propios descendientes juzgarán algunas de las cosas que hacemos como extrañas o asquerosas. Aquí, en la Granja George Washington’s Ferry y en el Kenmore Histórico, hemos llegado a describir nuestros esfuerzos por comprender lo históricamente extraño o repugnante como “Grossología Colonial”. La siguiente es la última entrega de la serie “Grossología colonial” de Vidas y Legados.
La cera del oído, también conocida como cerumen, es una cera producida por la parte más externa del conducto auditivo externo, junto con los miles de glándulas sebáceas y sudoríparas. Es una mezcla de secreciones naturales y células muertas de la piel. Preferentemente, el cerumen sale del conducto auditivo al hablar, masticar o mover la mandíbula, donde se seca y se desprende.
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Los pendientes, adornos que decoran las orejas, han sido una de las principales formas de joyería a lo largo de la historia. El término suele referirse a los adornos que se llevan pegados a los lóbulos de las orejas, aunque a finales del siglo XX se amplió un poco para incluir adornos que se llevan en otras partes de la oreja, como los ear cuffs, y se utiliza para describir piezas de joyería en forma de pendientes, incluso cuando se llevan a través de perforaciones en otras partes del cuerpo (por ejemplo, en la nariz). La forma más común de sujetar pendientes a los lóbulos de las orejas ha sido perforar agujeros en los lóbulos, a través de los cuales se puede pasar un bucle o un poste. Pero también se han utilizado otros dispositivos, como las pinzas de resorte, los dispositivos de tensión, como los cierres de rosca, y, en el caso de pendientes especialmente pesados, los bucles que pasan por encima de la oreja o se sujetan al pelo o al tocado.
En la antigüedad, los pendientes eran una de las formas más populares de joyería. Los aros de oro en forma de media luna que llevaban las mujeres sumerias hacia el 2500 a.C. son los primeros pendientes de los que se tiene constancia arqueológica. Hacia el año 1000 a.C., los pendientes de aro cónico (también conocidos como pendientes en forma de barco), generalmente de oro, pero también de plata y bronce, se habían extendido por todo el mundo egeo y Asia occidental. En Creta y Chipre, los pendientes se adornaban con alambre de oro trenzado, racimos de cuentas y colgantes estampados en finas láminas de oro.
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Este colgante de plata cura con el tacto, ya que contiene diez piedras semipreciosas y tres metales famosos por sus beneficios medicinales. Puede atar este colgante a cualquier tipo de cadena o correa y llevarlo como un collar. El colgante debe llevarse de forma que las piedras miren hacia dentro, para que toque la piel.
En el otro lado, hemos tallado el mantra de Kalachakra, una de las prácticas más avanzadas y poderosas del budismo Vajrayana. El colgante también puede abrirse para guardar en su interior sustancias preciosas.
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Una de las últimas tendencias de estos años son, sin duda, los piercings en las orejas. Somos muchos los que nos hacemos un segundo agujero en la oreja sin pensarlo mucho, pero la realidad es que es un proceso muy meticuloso que si no se hace bien puede traernos muchos problemas.
Hay muchos que utilizan una pistola de piercing para hacerse un segundo o tercer agujero, o incluso un piercing en la parte del tendón de la oreja, y aunque muchos lo hacen bien hay una alta probabilidad de que salga mal, ya que en la oreja hay muchos nervios que se pueden pinzar provocando infecciones y otro tipo de complicaciones.
Para ello es necesario contar con suero fisiológico, cristalmina para piercing o gotas de clorhexidina para curar el piercing. Todos estos productos son muy fáciles de conseguir y tienen un precio razonable. Lo ideal es que te lo apliques 2 ó 3 veces al día en la oreja.
Seguramente te habrás dado cuenta de que hacerse un piercing es un proceso complicado y delicado, pero siempre puedes acudir aquí para lo más típico del mundo, que se te infecte el piercing. Gracias a los consejos que te hemos dado en LAVANI, ahora puedes desinfectar fácilmente tu piercing y ver progresos en poco tiempo.
